viernes, 11 de diciembre de 2015

PERROS EN LAS ESTRELLAS

LAS ESTRELLAS

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Las estrellas han maravillado a la humanidad desde tiempos remotos, desde hace miles de años atrás el hombre observa los cielos y se formula numerosos interrogantes. ¿Pero conoces que hay muchas de ellas relacionadas con los perros?¿Sabías que muchos seres de cuatro patas han encontrado su lugar entre las constelaciones?


Miremos el cielo: 


Constelación Canis Major en castellano can mayor o perro grande. Tiene una figura más compleja y es visible en verano del hemisferio sur / invierno del hemisferio norte. Contiene la estrella Sirio

Estrella Sirius es la estrella más brillante en el cielo nocturno, sólo superada en brillo aparente por la Luna y los planetas Venus, Júpiter y Marte. También una de las más próximas (8,7 años luz).  Comunmente denominada la "estrella del perro", es una estrella binaria compuesta por Sirio A (la estrella visible a simple vista) y Sirio B, una enana blanca descubierta en 1862 y denominada "el cachorro".


Constelación Canis Minor, en castellano Can Menor o perro pequeño. Tiene una figura simple: una línea que une dos estrellas. Su estrella principal es Procyon.



Estrella Procyon es la estrella más brillante de la constelación del Can Menor. También es una estrella binaria (estrella principal y enana blanca). Su nombre proviene del griego y significa "antes del perro" ya que precede a la estrella del perro, Sirius. 

Betelgeuse forma parte de la constelación de Orión.

Procyon (Can Menor), Sirio (Can Mayor) y Betelgeuse (Orión) forman el «Triángulo de Invierno».

Constelación Puppies (en español cachorros) es una constelación austral. Puppis fue originalmente parte de Argo Navis y posteriormente se separaría en tres partes



Mitologías asociadas a las estrellas

Muchas culturas han asignado una especial trascendencia a estas estrellas frecuentemente relacionadas con los perros, de ahí que coloquialmente sea conocida como la «Estrella del Perro». 

Los perros de Orión



Un día, cuando el soberbio Orión, se encontraba reunido con sus amigos, envaneciéndose de que ni las bestias más terribles como los tigres, las panteras, los leones o serpientes eran capaces de producirle espanto alguno, su madre Gea llegó al límite de su paciencia, la cual le mandó un escorpión muy venenoso. Orión, al verlo, no pudo contener su irónica sonrisa ante la ridiculez de aquel insignificante adversario enviado por Gea.


Orión se confió y el escorpión le picó en un talón con su potente aguijón venenoso, y tan pronto como hizo eso, Orión le aplastó con su mazo. La terrible ponzoña se extendió por toda la sangre de Orión y éste cayó al suelo medio moribundo. Cuando vio que la muerte era ya inminente, pidió auxilio e imploró venganza al todopoderoso Zeus, ya que la muerte que le acechaba era poco gloriosa para un personaje de su talante. Le pidió al dios supremo que lo colocaran en los cielos con sus dos fieles perros de caza (Canis Mayor y Canis Menor) puesto que siempre habían estado junto a él., Así Zeus accedió y colocó a los perros en el cielo junto a su amo.

También se encargó Zeus de situar el Escorpión (Scorpius) en el firmamento, pero tuvo cuidado de ponerlo lo más alejado posible del gigante para que nunca más volvieran a enfrentarse. Así pues, cuando Orion desaparece de la bóveda celeste es cuando hace su aparición la constelación de escorpión. Mientras que Orión aparece durante el invierno, Scorpius lo hace en el verano, perpetuando su lucha continuamente.




Mera



En la mitología griega, Mera era el can de Erígone, hija de Icario de Atenas. Dioniso, el dios del vino, agradecido por la hospitalidad de Icaro, le enseñó el arte de plantar vid y de hacer vino. Una noche, Icaro, ofreció una muestra a unos pastores, orgulloso de su ambrosía. Estos, al probarlo, se emborracharon y empezaron a ver las imágenes dobles pensando que Icario les había envenenado, le dieron muerte y lo enterraron bajo un pino. 


Mera, que había presenciado el crimen, fue a buscar a Erígone, ladrando sin parar. Erígone la siguió y Mera llevó hasta donde habían enterrado a su padre. Cuando Erígone se dio cuenta que allí yacía el cadáver de su padre, no pudo soportar el dolor y se suicidó. La perrita Mera, se quedó allí en el mismo lugar y con sus lamentos atrajo a gente para que les dieran adecuada sepultura.

Dioniso la puso entre las constelaciones, la estrella Procyon .(Alfa Canis Minoris)

En la imagen de la derecha, podemos ver una pieza hallada en Vulci y que representa a Dioisio y a Icario Ca. 540-520 a.C.del Museo Británico. ¿La de abajo será Mera?

Lélape

Entre las primeras epopeyas del Cilco épico encontradas, se descubrió la historia de la zorra Teumesia y el perro Lélape. Según la mitología griega, Lélape (en griego antiguo Λαῖλαψ Lailaps, que significa ‘viento de tormenta’) era un perro que siempre atrapaba a su presa cuando cazaba. Fue un regalo que Zeus hizo a la ninfa Europa y que posteriormente pasó a poder de su hijo Minos. Éste a cambio de la ayuda de Procris, le regalaría al perro y una jabalina que nunca erraba el blanco.

    LA MUERTE DE PROCRIS. Piero di Cosimo. 1495 Londres, National Gallery

Cuando Procris murió (ver imagen de la representación de la muerte de Procris y Lélape a la derecha) el perro pasó a ser propiedad de Céfalo marido de Procis. Así pues, decidió usar a Lélape para cazar a la zorra teumesia, la cual no podía ser atrapada jamás. La persecución entre un perro que siempre atrapaba a su presa y una zorra que no podía ser atrapada duró largo tiempo y llamó la atención de Zeus, quien perplejo por sus destinos absolutamente contradictorios transformó a los dos animales en rocas y luego puestos entre las constelaciones.

Yudhishthira y Svana


En la epopeya hindú Mahabharata, Yudhishthira, era el hijo mayor del rey Pandu y la Reina Kunti y el rey de Indraprastha y más tarde de Hastinapura (Kuru). Yudhishthira era un rey justo, de austeras virtudes, de mirada limpia, olfato agudo, fuerte y alto pero humilde como cualquier otro ciudadano.

En la antigua India era costumbre que al llegar un hombre a la decrepitud, renunciaba a todas las cosas del mundo y emprendía el viaje a pie hacia los Himalayas, completamente ayuno y pensando siempre en Dios. Según la antigua mitología índica, para ir al cielo era necesario atravesar los altos picos de los Himalayas tras de los cuales se alza el monte Meru en cuya cumbre esta el cielo donde moran los dioses.

Así llegada la hora, Yudhishthira renunció a todas sus pertenencias y lazos familiares, e inició el viaje final sin retorno de peregrinación a los Himalayas, junto a sus cuatro hermanos. Durante el viaje notó que un perro le seguía. 

Mientras cruzaban los congelados valles y subían cada vez más alto, uno por uno sus hermanos cayeron y murieron, aplastados por la culpa de sus pecados. 

Yudhishthira y el perro continuaron su camino por nieve y hielo, por cuestas y cañadas, de cumbre en cumbre, hasta llegar al monte Meru desde cuya falda oyó las celestes armonías, y los dioses derramaron sobre él copiosa lluvia de flores. Entonces descendió del cielo la carroza de Indra, el rey de los dioses.

Cuando Yudhishthira se dispuso a entrar en la carroza junto a su perro para ser transportado a los cielos, Indra le instó a abandonarle. Yudhishthira dió un paso atrás, negándose a dejarle atrás. 

Indra le dijo entonces: 
«¿Dejaste tirados a tus hermanos sin ofrecerles la cremación que se merecían y los dejaste a merced de las alimañas, y ahora te niegas a dejar atrás a un perro de la calle?».

Yudhishthira y su perro junto al carro de Indra 

Yudhishthira replicó: 
«Yo no abandoné a mis hermanos: ellos me abandonaron a mí». Y se negó a subir a la carroza sin el perro. «Ha sido este perro mi compañero fiel a través del hielo y de la nieve. Cuando mis hermanos murieron, no me abandonó. ¿Cómo podré abandonarlo ahora?»

Indra insistió:
«No hay lugar en el cielo para hombres con perros. Lo has de abandonar. No cometerás con ello injusticia.»

Yudhisthira sentenció:
«Pues no iré al cielo sin el perro. Nunca abandonaré a quien se refugió en mí, y conmigo estará mientras yo viva. Jamás me apartaré de la rectitud ni por las delicias del cielo ni por las incitaciones de un dios.»

Respondió Indra:
«Pues entonces, con una condición entrará el perro en el cielo. Tú has sido el más virtuoso mortal, y él ha sido un perro devorador de carne de otros animales. El está lleno de pecados por haber destruido otras vidas. Renuncia tú al cielo y que entre el perro.»

Yudhisthira dijo entonces:
«Aceptado. Que vaya el perro al cielo.»

Al oír las nobles palabras de Yudhisthira, el perro se tomó la forma de Dharma, Dios de la Justicia y de la Muerte y Padre de Yudhisthira, que se había ocultado bajo aquella apariencia, y le dijo:

« Jamás hubo hombre tan abnegado como tú, que quisiste renunciar al cielo y anular tus virtudes en beneficio de un perro, y condenarte al infierno al cargar con sus pecados. Eres bien nacido, ¡oh! rey de reyes. Tienes compasión de toda criatura, ¡oh! brillante ejemplo de los Bharatas. Desde ahora tuyas son las regiones de imperecedera felicidad. Las ganaste. Tuyo es el cielo.»

Desde entonces en la India, la cultura popular reconoce en la estrella Sirius a Svana (en Sanskrit significa perro), el perro de Yudhisthira.


Dado que Puppis fue originalmente parte de Argo Navis, no tiene mitologías relacionadas de manera independiente antes del siglo XVII.





Si alguna vez has perdido a un ser querido de cuatro patas y en la noche mirando las estrellas has pensado en él o ella, puede que haya encontrado algún lugar en firmamento y desde allí te mire brillando gracias al amor que tú le ofreciste. 

Seguro que la historia de amor entre tu perro y tú
 es merecedora de que los dioses le otorguen una estrella a tu mejor amigo. 



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